Para muchas personas, enfrentarse a situaciones de evaluación, puede ser una experiencia que genere mucho estrés y ansiedad. Si bien, cierta cantidad de estrés es positiva y movilizadora, cuando este comienza a generar demasiado nerivosismo y pensamientos anticipatorios catastróficos, afecta negativamente en el rendimiento. Podemos darnos cuenta que el estrés está siendo negativo si hay sensaciones de inseguridad y miedo, que afectan la concentración y generan síntomas como: dolores de estómago, sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca, respiraciones entre cortadas, dificultades para hablar, voz temblosora y bloqueos. Estos síntomas pueden presentarse antes y/o durante la situación de evaluación, sea esta oral o escrita.